Hablar en público, es quizás una de las situaciones más retadoras y exigentes para una persona introvertida.
Aspectos que influyen al hablar en público
A la hora de valorar el “impacto” que puede tener una situación de hablar en público es interesante tener en cuenta varios aspectos:
Tipo de presentación
Relación con el público
Cantidad de personas
Entorno
Con respecto al tipo de presentación, me refiero a si es una presentación en la que vas a hablar principalmente tú y los demás van a escuchar, o si va a ser más interactiva, más dinámica, si los demás van a ir exponiendo cada uno su parte y habrá un momento más reducido en el que te tocará intervenir a ti…
Por otra parte, esa presentación, ¿has podido prepararla con antelación, o son reuniones inesperadas, espontáneas? En cuanto a la relación con el público, estas pensando en si son personas conocidas y con las que te sientes cómodo (puede ser tu equipo de compañeros junto con algún jefe), personas conocidas pero con poca familiaridad (como el grupo de directivos de tu empresa), o personas totalmente desconocidas (como cuando ofreces una conferencia abierta al público general).
La cantidad de público intuyo que sabrás que influye bastante en la comodidad que podamos sentir a la hora de hablar: no es lo mismo hablar en un grupo de 5 personas que ante un auditorio de 50, 100 o 200 personas. El entorno también juega un papel importante a la hora de facilitarnos o complicarnos nuestro objetivo de comunicarnos con comodidad en público.
No es lo mismo poca gente en un espacio grande, que mucha en uno pequeño. Hay ambientes que están sobrecargados de estímulos (ruidos, olores, objetos), que distraen y sobrecargan a la mente introvertida.
Ambientes amplios, diáfanos, minimalistas, con una temperatura suave, nos ayudan a sentirnos fisiológicamente más cómodos para gestionar mejor todo lo que está sucediendo en nuestro interior.
También hay que tener en cuenta que las conferencias online siguen siendo charlas en público, aunque no veamos a ese público… Para una persona introvertida es casi igual una presentación online que presencial porque al no ver sus caras nos falta información que valoramos tener, y nos imaginamos que no nos estarán haciendo caso o a saber qué caras están poniendo…
Resumiendo, las situaciones de exposición a público pueden ser muy variadas (y afectarnos de distinta forma) dependiendo de la combinación de estos elementos.
¿Qué sucede en nuestro interior al hablar en público?
La amígdala de las personas introvertidas es hipersensible, o hiperreactiva, lo que significa que su reacción ante la novedad es más intensa que en el cerebro de las personas extrovertidas. Es por esto que las personas introvertidas suelen mantener lo que se llama una atención alarmada o cautelosa.
Además, como nuestro Sistema de Activación Reticular Ascendente deja pasar más estímulos que el SARA del cerebro extrovertido, somos capaces de captar más matices que las personas extrovertidas, como los gestos faciales de las personas que nos están escuchando.
Sin embargo, el cerebro introvertido no está diseñado para realizar tantas tareas al mismo tiempo, habilidad que sí poseen en mayor medida los extrovertidos. Nuestro proceso de pensamiento es más largo, profundo y lineal. Empezamos una tarea, la desarrollamos en todos los aspectos posibles, y luego pasamos a otra cosa. Así pues, la persona introvertida debe hacer frente a una cantidad enorme de información y datos que le vienen de fuera y de dentro de su cabeza.
Al mismo tiempo está procesando el ambiente, la temperatura, puede que el tacto de su ropa, las caras de los asistentes, su propia cara, supervisando sus propios movimientos corporales, comparándolos con los que cree que debería mostrar, o los que quería mostrar…
Y todo esto intentando recordar el discurso que tenía preparado (si se trata de una charla formal), o peor aún, intentando crear uno nuevo sobre la marcha (cuando el contexto es informal)…Es duro, sobre todo cuando una persona es introvertida, insegura o tímida.
Una persona introvertida insegura hablando en público
A la información normal que hay que procesar cuando hablamos en público hay que añadirle el diálogo intenso que sucede en nuestra cabeza, entre la parte segura y la insegura que hay en nosotros.
Al mismo tiempo que intentamos subirle el volumen a esos mensajes que nos dicen que no lo sabemos todo pero sabemos mucho, que los demás no van a ver lo negativo sino fijarse en lo bueno, que no es una catástrofe si algo sale mal porque mejoraremos la próxima vez…
Además, nuestra capacidad para evaluar el proceso al tiempo que lo estamos llevando a cabo (algo muy propio de personas introvertidas más que de extrovertidas) se vuelve un auténtico infierno cuando dicha evaluación siempre acaba con resultados negativos.
Ser conscientes de las micro expresiones de la gente cuando uno siempre piensa que muestran desaprobación, y tener que hacer frente en el momento a los sentimientos que este “descubrimiento” te provoca; hacen que te vayas desanimando a medida que hablas. Sentir que nuestro desempeño no está siendo el que esperábamos / deseábamos / creíamos que los demás esperaban de nosotras, es doloroso y un obstáculo más para hablar con naturalidad ante otras personas.
Darnos cuenta de que nos estamos comportando de una forma que consideramos inadecuada, tener una idea acerca de cuál sería la adecuada, pero sentirnos incapaz de cambiarla sobre la marcha nos va hundiendo aún más y más.
Y es que las personas introvertidas por lo general son autoconscientes, pero hay quienes tienen una mayor capacidad para “monitorizar su yo”, o para modificarlo en función de las circunstancias.
Ser de esa clase de introvertido consciente de cómo te estás comportando y de cómo los demás reaccionan ante ti, pero tener poca capacidad para adaptar tu personalidad al ambiente es una de las principales razones por las que una persona introvertida, insegura (que no sabe gestionar adecuadamente sus emociones ante el rechazo real o sentido) elige, lógicamente, no enfrentarse a estas situaciones. Pero, ¿es posible, aún con todo, aprender a sentirte cómoda al hablar en público? ¿O al menos reducir el agotamiento y/o sufrimiento que estas situaciones pueden provocar. Sí, si lo hacemos entendiendo y respetando nuestra forma introvertida de ser.
Resumiendo
A la hora de hablar ante otras personas, lo mejor que puedes hacer es respetar y ser fiel a tu forma introvertida de ser. Cuanto más te permitas ser sereno, profundo, analítico, relajado y sensible, más energía y confianza irás ganando para probar a expandir tu manera natural de ser.
Incluso si eres inseguro, aceptar y reconocer tu inseguridad es el camino más seguro para sentirte a gusto con tu forma introvertida de comunicar(te).
Quitarte trajes que no te van, para mostrarte de manera natural, es la mejor vía para sentirte cómoda en este tipo de situaciones. Y, entonces sí, cuando tú te sientas cómodo y seguro, entonces lo transmitirás. Es una confianza que va desde dentro hacia fuera, no al revés.
Una confianza natural, auténtica, que tiene más probabilidades de perdurar, que el fingir que lo eres. Porque fingir te recuerda que “no eres” seguro, que eres algo que no deberías ser.
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